viernes, 28 de agosto de 2015

Butcher's Crossing (1960) de John Williams (1922 - 1994)

Antes de escribir Stoner (estupenda novela comentada por Rafa en el blog en 2012), John Edward Williams escribió otras dos novelas. La primera, Nothing But The Night (1948), le pareció tan mala que años después renegaba medio en broma de haberla escrito, al menos eso dice Michelle Latiolais (escritora americana desconocida que fue alumna de Williams en la Universidad de Denver) en la introducción de Butcher's Crossing.

La segunda fue este western que no tiene nada que ver con Stoner y que aunque en mi opinión es una obra menor, me ha merecido mucho la pena leer. Después de intoxicarme leyendo El Jilguero, he disfrutado con la prosa sencilla y sin artificios de John Williams, y con una historia de aventuras auténtica.

Williams - al que no puedo dejar de llamar Stoner, convencido de que aquel profesor de universidad es él mismo - nos narra el viaje (iniciático, como no) de Will Andrews, un joven estudiante de Boston que viaja a Kansas para experimentar en sus carnes una cacería de bisontes. En el pueblo de Butcher's Crossing empezará su viaje hacia el oeste en busca de las enormes manadas que antaño pastaban en las praderas de Norteamérica.

Williams no hace ningún alegato explícito (acaso leyendo entre líneas) sobre una de las mayores barbaridades que el ser humano ha perpetrado en la tierra. Antes de la llegada del hombre blanco a Norteamérica habitaban en aquel continente unos sesenta millones de bisontes (o búfalos, según se prefiera). Los cazadores americanos fueron capaces en menos de cien años de reducir ese número a los 541 bisontes americanos que quedaban vivos en 1889. La carne no era muy apreciada pero sí las pieles, y de hecho la mayoría de las veces se dejaba el bisonte muerto y pelado en mitad de la pradera para que fuera pasto de carroñeros. Hay una escena muy gráfica de la película Bailando Con Lobos que nos da una idea de como era la cosa.

La novela tiene muchos puntos a su favor, como pueden ser los personajes que viajan con Andrews y la propia transformación del personaje principal al ir sufriendo las vicisitudes propias de la cacería. Pero lo que más me ha gustado es la capacidad de Williams para hacer que el lector participe como uno más en la aventura, pasando calor, masticando el polvo del camino, saciando el hambre de la dura jornada comiendo alubias de la sartén alrededor de la hoguera. Es una novela que huele a bisonte.

Una pena que Williams no escribiera más que cuatro novelas. La cuarta y última es Augustus (1972), que fue la que tuvo más reconocimiento ya que fue ganadora del National Book Award (de hecho compartió premio con Chimera, de John Barth). Habrá que leerla.

A Butcher's Crossing le pongo **** y lo recomiendo a los amantes de John Williams, del salvaje oeste americano y de los bisontes.

viernes, 21 de agosto de 2015

Patrick Deville (1.957) Peste&Cólera 2.014


Me regala este libro mi amiga Cristina a quien agradezco que me haya dado la oportunidad de conocer a este hombre y de repasar los acontecimientos de aquellos tiempos.

Gran éxito editorial en Francia con los siguientes premios, Premio Fémina, Premio FNAC, y Prix des Prix 2.012. No es de extrañar pues el libro es muy francés y nos cuenta la vida de Alexandre Yersin (1.863-1.943), un científico suizo asimilado a Francia por su vinculación con el genio Pasteur y sus colegas que en aquellos momentos estaban revolucionando la medicina y la ciencia destruyendo las viejas creencias y curando enfermedades tan devastadoras como la difteria, la rabia, la peste, el cólera, etc.


Yersin es conocido en el mundo científico y médico por el descubrimiento del virus de la peste, “Yersinia pestis”, y de la forma de curarla. Sólo por esto ya debería de estar en los altares de la ciencia. No obstante, Yersin vive en la época de los últimos aventureros y descubridores y su ídolo es Livingstone, el de “Doctor Livingstone I presume”, y se embarca como médico de un mercante para ir a Indochina donde se encontrará a gusto en la naturaleza primitiva y entre los educados indochinos que acabarán por echar de la colonia no solo a los franceses, sino a los ingleses y a los americanos.

Yersin es un hombre raro, solitario, e inquieto que, como digo, encuentra la paz en Indochina donde, además de estar solo, puede satisfacer sus inquietudes en campos tan dispares como la agricultura, la ingeniería, los descubrimientos, la antropología, la construcción, sin dejar de lado la iniciativa privada que le acabará enriqueciendo en la producción y venta de vacunas de la peste, del caucho, de la quinina, y otros. Una vida distinta de la que podía haber tenido en París a la sombra del Instituto Pasteur.

El autor dice al final del relato: Se podría escribir una Vida de Yersin como una vida de santo. Un anacoreta retirado al fondo de un chalet en la jungla fría, reacio a toda obligación social, una vida de eremita, de oso, de salvaje, un genio original, un auténtico extravagante.

¿Una biografía? Más bien el autor usa a Yersin para hablar de aquellos tiempos vistos desde la Francia investigadora, colonial, y guerrera (Franco-Prusiana, 1ª y 2ª Guerra Mundial, y comienzo de la de Indochina) 

Le pongo *** 

jueves, 20 de agosto de 2015

Fernando Villalón (1.881-1.930) Poesías completas (1.998) Edición de Jacques Issorel



Copio aquí lo que está escrito en el dorso de esta magnífica edición de Cátedra-Letras Hispánicas que creo que recoge perfectamente quién era este poeta desconocido para muchísimos amantes de la poesía. Tuvo el hombre la mala suerte de caer en una época en la que escribían poetas tales como Juan Ramón Jiménez, Miguel de Unamuno,  Antonio Machado, Rafael Albrti, Federíco G. Lorca, por mencionar solo unos pocos.

Fernando Villalón nació en Sevilla en 1.881 en el seno de una familia aristocrática de Morón de la Frontera. Desde joven se complace en la compañía de mayorales, gañanes y mozos de cuadra, le atraen más el campo y las correrías a caballo que los estudios de derecho que abandona sin conseguir el título de licenciado. Personaje extraordinario, a quien rodeó de misterio su afición al ocultismo, al espiritismo y a la teosofía, murió prematuramente sin que le diera tiempo a afirmar su presencia en el mundo literario, de manera que el Villalón personaje pintoresco prevaleció sobre el Villalón poeta. Como urgido por el tiempo, Villalón produjo en el breve espacio de unos años una obra en la que pasó con naturalidad de un estilo poético a otro, de versos modernistas a verso libre, del soneto y la décima a la poesía surrealista, del romance histórico a la poesía cosmogónica. Una obra variada y coherente, que esta edición recoge completa, y que hace de él uno de los más genuinos exponentes de la generación del 27”


Mi padre recitaba de memoria algunos de los versos de “Romances del 800”, espléndidos, como cuadros de la época de los pintores folclóricos andaluces.. Para muestra el 825 que hay que leer con aires andaluces:


825

I
Diligencia de Carmona,
la que por la vega pasas
caminito de Sevilla
con siete mulas castañas,
cruza pronto los palmares,
no hagas alto en las posadas,
mira que tus huellas huellan
siete ladrones de fama.
Diligencia de Carmona,
la de las mulas castañas.

II
Remolino en el camino.
Siete bandoleros bajan
de los alcores del Viso
con sus hembras a las ancas.
Catites, rojos pañuelos,
patillas de boca de hacha.
Ellas, navaja en la liga;
ellos, la faca en la faja;
ellas la Arabia en los ojos,
ellos el alma a la espalda.
Por los alcores del Viso.
siete bandoleros bajan.

III
Siete caballos caretos;
siete retacos de plata;
siete chupas de caireles,
Siete mantas jerezanas.
Siete pensamientos puestos
en siete locuras blancas.
Tragabuches, Juan Repiso,
Satanás y Mala-Facha
José Candio y el Cencerro
y el capitán Luis de Vargas,
de aquellos más naturales
de la vega de Granada.
Siete caballos caretos
los Siete Niños llevaban.

IV
Echa vino, montañés,
que lo paga Luis de Vargas,
el que a los pobres socorre
y a los ricos avasalla.
Ve y dile a los milicianos
que la posta está robada
y vamos con nuestras novias
hacia Écija la llana.
Echa vino, montañés,
que lo paga Luis de Vargas

Aunque solo fuera por estos “Romances del 800” merecería la pena leer a Villalón.

El resto de su obra poética son “Andalucía la baja” y “La toriada”  Para una lectura, no solo con armonías musicales, palmas, y cantares, si no también con poemas de más enjundia. Yo suelo abrir de vez en cuando el libro y leer alguno de los poemas que tengo subrayados. Disfruto.


Espero que os hayáis hecho una idea sobre este hombre que podría haber sido torero,o bandolero, y que quizás nació un poco tarde….y que os animéis a leer alguno de sus poemas.

sábado, 15 de agosto de 2015

Padres e hijos (1862) de Ivan Turguénev (1818-1883) y La dedicatoria (1977) de Botho Strauss (1944)

Padres e hijos es el único libro que he leído de este autor ruso occidentalista y totalmente opuesto ideológicamente a su contemporáneo y eslavófilo Dostoievski (1821-1881) que no paraba de echar pestes contra Turguénev, por sus opiniones y por una deuda de juego que aquél le reclamaba  y al parecer Don Fiodor nunca pagó.

El libro, de apenas 230 páginas, es un emotivo ejemplo del choque de ideas entre generaciones expresada con pasión y lirismo.

En el ensayo que prologa la edición Bela Martinova nos dice:
Padres e hijos es una obra sumamente trascendente para la historia de la literatura rusa. Y ello, por varias razones; la primera, y tal vez la más conocida, es la que le atribuye la innegable influencia que desempeñó a la hora de abolir la servidumbre, imperante en Rusia hasta 1861. La segunda se debe a la descripción que en ella hace Turguénev de la confrontación de dos ideales, el aristocrático y el nihilista… en las personalidades de Pável Petrovich Kirsanov y de Bazárov…y ser los portadores…de dos ideas tipo…que si bien siempre han coexistido en la historia de la humanidad, también han dividido significativamente al mundo…Al estudio…de estas tipologías, les dedicó Turguénev tiempo y reflexión…hasta plasmar su original enfoque filosófico en su célebre ensayo Hamlet y Don Quijote.

El pasado 17 de Julio en el Cultural de El Mundo Ignacio Echevarría publicó un artículo muy interesante  titulado Emociones Injertadas, del que me he permitido transcribir un fragmento, (http://www.elcultural.com/secciones/Minima_molestia/10/160/5)
y que comenta unos pasajes del libro de Botho Strauss, La dedicatoria (1977), en la edición, de elegante diseño, que de la novela hizo Alfaguara en 1984, con traducción de  Genoveva Dietrich. Leí varios libros de este autor en los ochenta, que aún conservo, y recuerdo que me gustaron: La hermana Marlene y Teoría de la amenaza; la mencionada: La dedicatoria; Rumor; Parejas y transeúntes y El hombre joven. Después le perdí de vista y aunque sigue en activo apenas se han traducido nuevas obras a nuestra lengua.

El protagonista de la novela es un hombre al que su pareja ha abandonado bruscamente, sumiéndole en una bancarrota emocional, anota cuantas ideas pasan por su cabeza con el propósito de restaurar la conversación interrumpida. En una de éstas, se pone a leer Padres e Hijos de Turgeniev, y observa el modo en que esa lectura lo arma para un tipo de experiencias de las que carece. Se pregunta entonces si puede ocurrir que la lectura de ciertos libros eleve nuestros sentimientos a una altura superior a la que nos corresponde.
Y concluye: “Por la vía imaginaria hemos encontrado la pasión olvidada, pero lo que ésta desencadena en nosotros, su emoción, no es en absoluto imaginario, sino real, como lo son las lágrimas y los temblores. Es un sentimiento que exige ser utilizado, que reclama la experiencia personal. Pero en nuestro presente cotidiano nada le corresponde. En él todo se rige por una dieta sentimental pobre. La verdadera vida no ofrece oportunidades para vivirla hasta la saciedad. Así, tras leer el libro, la pasión dispuesta a saltar acecha en nosotros pero nadie la invita a la acción”.
Da que pensar esta idea de la lectura (pero lo mismo cabría decir de una melodía o de una película, por ejemplo) como excitante de sentimientos que la vida diaria no puede colmar.

He vuelto a leer La dedicatoria, libro del que no recordaba nada y me ha gustado, le he puesto XXXX , lo mismo que a Padres e hijos, ambos están a vuestra disposición,

Rafa

viernes, 14 de agosto de 2015

Santiago Roncagliolo (Lima 1.975) La pena máxima (2.014)


Me regala mi cuñado Eduardo esta novela policíaca de este autor peruano nacido en 1.975 a quién no conocía. La acción transcurre en Lima en el periodo de tiempo que duró el Campeonato del Mundo de Fútbol de 1.978 jugado en Argentina. Un joven funcionario del Departamento de Justicia, Félix Chacaltana, se entera del asesinato de un amigo y decide investigar quién ha sido el asesino.

Chacaltana es una persona simple, honesta y ordenada, e irá evolucionando al tiempo  que el relato se va complicando.

La acción mezcla la vida privada de Chacaltana que vive con su absorbente madre viuda y que tiene una novia que le mete prisa para casarse, con el enredo de la investigación, todo ello aderezado con los partidos del Mundial. El decorado son las dictaduras militares de Perú y Argentina y su lucha para impedir que los jóvenes revolucionarios de ideas comunistas progresen en su lucha por el poder. Incluso hay dos personajes españoles que hicieron como milicianos la guerra de España, y que tuvieron que exiliarse a América.

El autor es un joven que decidió ser escritor y se vino a España a triunfar. Dice él mismo: "Fui a España a ser escritor, siguiendo la estela de los latinoamericanos que habían triunfado en Europa, como García Márquez, Vargas Llosa o José Donoso. Pronto me di cuenta de que los fracasados son muchos más que los triunfadores, sólo que sus historias no trascienden, nadie las sabe" 

Ha tenido éxito con su novela “Abril rojo” (2.006), con la que ganó el Premio Alfaguara de novela de ese año. Es curioso que la acción de “Abril rojo” transcurra en el año 2.000 y que de nuevo Chacaltana sea el investigador. Habrá que ver cómo ha hecho Chacaltana para ir hacia atrás en el tiempo; quizás con la máquina del tiempo de H. G. Wells…  


Los decorados políticos influyen en el comportamientos de los actores y, por tanto, en la marcha del relato. Está escrita con buen ritmo en un castellano de Castilla la Vieja, y sin grandes circunloquios. Entretenida. Le pongo ***

martes, 11 de agosto de 2015

Hombres sin mujeres (2014) de Haruki Murakami (1949)

Con un guiño a Hemingway, que con el mismo título publicó en 1927 su tercera recopilación de cuentos, Murakami hace su cuarta entrega de narraciones. Antes fueron: El elefante desaparece (1993), no publicado en España; Después del terremoto (2002); Sauce ciego, mujer dormida (2006), y esta, que reúne seis cuentos escritos en 2014, realizados, al parecer, en poco más de tres meses, fruto de intenso trabajo y desbordante inspiración, más uno: Samsa enamorado, escrito y publicado en 2013.     

Drive my car y Yesterday son las dos primeras historias, con resonancias beatlescas: Un veterano actor, con problemas en la vista, se ve obligado tomar a su servicio una choferesa. Mientras le transporta le confía la inexplicable infidelidad de su difunta esposa a quien amaba profundamente e imaginaba ser igualmente correspondido.
En la segunda narración, un joven recuerda el efímero contacto con la bella novia de un amigo, que ha quedado rezagado en el acceso a la universidad y que éste hace posible gracias a una extraña proposición.
La tercera historia, cuyo título es Un órgano independiente, es excelente y nos relata las donjuanescas venturas y el trágico desengaño de un simpático y educado Doctor en cirugía plástica.     
Sherezade es otra extraordinaria historia, cuarta del libro, acerca de una mujer que cuida a un hombre escondido al que alimenta física, erótica e imaginativamente.
Kino, vuelve el Jazz-Bar que formó parte de la vida de Murakami y fue también escenario de otro de sus libros: Al sur de la frontera, al oeste del Sol. Lo que fue placentero y fuente de ilusión, se torna aquí bajo un clima onírico en un lugar tenebroso.
Samsa enamorado, es una original variación de la Metamorfosis de Kafka, que creo no encaja con los restantes relatos.
Cierra el volumen un cuento breve cuyo nombre da título al libro Hombres sin mujeres, de la que he extraído este fragmento:  
Convertirse en un hombre sin mujer es muy sencillo: basta con amar locamente a una mujer y que luego ella se marche a alguna parte. En la mayoría de los casos  (como bien sabrás), son taimados marineros quienes se las llevan. Prácticamente no podemos hacer nada frente a ello.

Murakami tiene swing, todo lo hace sencillo y fluido y una vez más la lectura de sus narraciones supone un grato disfrute (It don’t mean a thing, if it ain’t got that swing) como decía Duke Ellington. Le he puesto XXXX y está a vuestra disposición.

Rafa

martes, 4 de agosto de 2015

Ravel (2006); Correr (2008); Relámpagos (2010); 14 (2012) de Jean Echenoz (1947)

Jean Echenoz es un escritor francés, que nunca se caracterizó por escribir novelas largas, Me voy, que fue galardonada con el premio Goncourt, es de las más extensas y no supera las 253 páginas.

Yo he leído doce libros suyos y salvo Cherokee, bastante flojo, los restantes son entretenidos y gozan de un nivel más que aceptable.

Echenoz ha encontrado una veta literaria en la biografía breve, que con gran sencillez y buen ritmo nos relata la vida de personajes notables aunque no muy conocidos,  manteniendo nuestro interés gracias a su elegante modo de narrar, su capacidad de síntesis y su sentido del humor.

Ravel (128 p), nos cuenta los diez últimos años de la vida del gran compositor, entre 1927 y 1937. Es un libro estupendo y muy recomendable.

Correr (140 p), es la vida de Zátopek, el extraordinario corredor, de movimientos nada elegantes, pero con gran disciplina e integridad para salir triunfante en el deporte y en la vida civil ante los regímenes totalitarios.

Relámpagos (149 p), es la vida de Gregor Tesla, Ingeniero e inventor de la corriente alterna, de la radio, de las lámparas de neon, quizá es la biografía más novelesca de las tres.

14 (98 p), es la historia de una de las más crueles guerras que ha habido: la Gran Guerra de 1914-1918, a través de cuatro soldados. Es la más corta y la que menos me ha gustado.     

Al conjunto le he puesto XXX1/2. Los libros están a vuestra disposición.  Rafa