domingo, 2 de febrero de 2014

El libro de un hombre solo (1999) de Gao Xingjian (1940)


Autor teatral, poeta, pintor, ensayista y novelista. Nació en China y actualmente está nacionalizado francés, donde fue acogido como refugiado político. Recibió el Premio Nobel de Literatura en el año 2000.

El libro comienza con el encuentro del protagonista con una chica judía alemana en Hong Kong, en 1997 poco antes de que la ciudad volviera a depender de China. Ella le fuerza a que afloren sus recuerdos que para protegerse ha tratado de ocultar y olvidar y contarle su vida a lo largo de la convulsa historia de la segunda mitad del siglo XX chino: Invasión japonesa, Chiang Kai-shek , el Kuomintang y la separación de Formosa (Taiwán); la República Popular (1949), el desastre del Gran Salto Adelante (1958), la Revolución Cultural 1966-1976 y la muerte de Mao Tse Tung (1976); exilio en Francia.  

De niño un anciano monje le auguró una vida difícil llena de desgracias y catástrofes. Como era enfermizo fue su madre, que tenía muy buena educación, la que le enseñó a leer y a escribir: Alababa su trabajo y recurrió a la escritura para confesar sus sueños y sus amores, sembró así las semillas de la catástrofe que vendría más tarde.

Es un libro que tiene mucho de autobiografía, y Gao utiliza la segunda persona “tu” para hablarnos del presente y la tercera persona “el” para hablarnos del pasado.
Si escribes es solo para decir que aquella vida ha existido, mas infecta que un estercolero, más real que un infierno imaginado, más terrorífica que el Juicio Final, y que corre el riesgo de volver un día u otro, cuando se desvanezca el recuerdo.

Son los años 60 y 70 cuando la sociedad china se hace añicos, los ciudadanos espiaban a sus vecinos, los amantes a sus parejas e incluso los hijos denunciaban a sus padres, los artistas destruían sus obras y las personas se obligaban a exponer autocríticas en murales públicos. Se destrozaban familias enviando a sus miembros a campamentos de reeducación o a cárceles, y, como la madre del autor, no podían soportarlo y aparecían ahogadas en un río. 

Cuando escribes, ves esa libertad y la escuchas. En el instante en que escribes, en que lees, en que escuchas, la libertad existe en la expresión, necesitas este pequeño lujo: la expresión de la libertad y la libertad de expresarte. Y cuando la has conseguido te sientes bien.

Como dice en el epílogo Liu Zaifu después de leer este libro queda claro que Gao Xingjian es un poeta y la obra entera es una tragedia poética y una poesía trágica.

Es un libro, aunque algo extenso, me ha gustado y merece leerse.
Le he puesto XXXX y está a vuestra disposición.

Rafa

2 comentarios:

Diego dijo...

¡Qué buena pinta tiene! Por lo menos para mi, que soy adicto a la poesía y la prosa poética. ¡Qué forma más armónica y elegante de juntar palabras para contar algo y para expresar sentimientos!

Gracias, Rafa.

Diego dijo...

He disfrutado mucho con la lectura de este relato monumental sobre la experiencia humana vivida y escrita por Gao Xingjian. Garcias, Rafa.

Creo que no puedo hacer una crónica mejor de la que hace Liu Zaifu en el epílogo cuya lectura recomiendo y que dice entre otras cosas:

“Gao ha trazado a solas su propio camino. A este camino lo llamo provisionalmente “camino de realismo extremo”. Por extremo se debe entender en primer lugar rechazar cualquier invención, exponer la historia de manera absolutamente cruda y exacta hasta dar a conocer una realidad viva, una exactitud precisa y una rigurosidad cruel. Gao es muy inteligente y sabe que la época real que ha vivido estaba llena de cuentos que nos hacen reflexionar, y basta con escribirlos tal como son para que nos impacten profundamente. Por otra parte la palabra “extremo” también significa no limitarse a la capa superficial y mostrar un gran empeño en explorar las capas profundas de la naturaleza humana. Esta novela de Gao no sólo describe con total realismo la mayor catástrofe que tuvo lugar en la historia actual de China, sino que también expone con una gran destreza la debilidad de la naturaleza humana.”

Gracias de nuevo.