sábado, 21 de septiembre de 2013

Yo, Claudio. Robert Graves (1934). ¿Un potboiler?

Antes de hacer el comentario sobre la novela, aclaro el significado del término inglés "potboiler". Se llama potboiler a una novela de baja calidad cuya única finalidad es la subsistencia o manutención de los gastos diarios del artista.

Pues bien, hemos de enfrentarnos a esta novela sabiendo que su autor, el británico Robert Graves, a la vista del éxito de la misma y su secuela (Claudio el dios y su esposa Mesalina), dijo que sólo las había escrito por necesidad económica y con una estricta fecha tope marcada por el editor. Lo que los ingleses llaman un potboiler, vamos.

El propio Graves dirá lo que quiera pero lo cierto es que yo estoy más de acuerdo con los miles de lectores que dicen que es una obra pionera en el género de la ficción histórica, que merece la pena leer. También he leído por ahí que hay quien la califica de obra maestra, aunque en mi opinión tampoco llega a tanto.

La novela está narrada en primera persona por el emperador romano Claudio, que lo fue durante 13 años, entre Calígula y Nerón, a pesar de lo cual a mi apenas me sonaba de las clases de historia y de cuando leí El Imperio Romano de Asimov (muy recomendable, por cierto). Quizás nos ha pasado más desapercibido a los que no somos expertos en la historia de Roma porque al lado de su predecesor y sucesor, era un tío bastante normal, tirando a soso. A Calígula, en particular, la novela lo pinta como un chalado en toda regla.

Con un estilo fluido y por momentos cómico, Graves nos lleva por 30 años de historia del imperio romano, desde los últimos años de Augusto, pasando por Tiberio y hasta la muerte de Calígula y ascenso al poder del propio Claudio. Intervienen muchos personajes, la mayoría históricos, entre los que destaca la segunda mujer de Augusto, Livia. Una bonita y entretenida lección de historia, que sin salirse demasiado de lo que en realidad pasó, interpreta y exagera los hechos, consiguiendo una narración interesante y divertida. Como ocurrió en la realidad, muere hasta el apuntador.

Por boca de Claudio, Graves destila buenas dosis de ironía y humor inglés, de forma que acabas imaginándote que los romanos, en realidad, hablaban con acento británico, como en la serie de televisión de la BBC.

No solo le pongo **** sino que la recomiendo como imprescindible, de esas novelas que hay que leer, aunque solo sea para opinar.

3 comentarios:

Diego dijo...

Peter, esto del "Potboiler" es como aquello de "Primum vivere, deinde filosofare", que decían los antiguos.

Dado que a Graves lo que le gustaba era estudiar la Grecia y la Roma clásicas y que con esto no se podía ganar la vida, decidió escribir esta serie para la televisión, que es como yo la recuerdo.

Gracias por la recomendación.

maria losada dijo...

Hola, cuando leí esta novela, hace bastante tiempo, no sabía lo que era "potboiler", la verdad que para mí fue un fantástico libro que desde luego recomiendo. Si alguien lo quiere leer, está a vuestra disposición.
Saludos

Rafa dijo...

También me pareció estupendo y más divertido que el segundo.
De este mismo autor tengo un libro muy gordo: Los mitos Griegos, que solo abro para consulta, y lo que he leído es ameno y bien escrito.
Un abrazo
Rafa